Augusto Fleid

Musa

La noche guarda silencio 

Mientras mi ventana olvida la belleza de las estrellas y opaca mi visión al exterior, en el interior el alma se comparece ante la decidía ausente de su cuerpo llenando el vacío que dejó en el lado opuesto de la cama.

 

Me inundó en la calma 

Se me hace un nudo en el corazón 

Que aguanta la tentación de pensar en ella...

 

Escuchó que alguien me susurra al oído tratando de imitarla, me llama desde la ventana. 

Es la luna que me hizo una visita en forma de mujer. 

 

Tomó mi mano,

me abrazó sin darme cuenta,

arrancó de mi ropa el rastro de su perfume. 

Me susurró con dulzura mi oído. 

Acarició lentamente mi torso desnudo y ella me entregó su suave espalda blanca como el marfil. 

 

arrancó de mi tú boca tus palabras con un beso. 

Me hizo olvidar tu hechizo de un apasionado beso.

Impregno de sudor las sabanas blancas arranco el silencio con el dulce canto de un cisne.

 

La luna me quito la tristeza,

me regaló su luz,

se convirtió en aquel amor imposible que perduró hasta cada amanecer desaparecía sin dejar huella...

 

Aún así cada noche vuelvo vuelvo a encontrar aquella inspiración pérdida.  

La cura de estas heridas. 

La pasión para calmar este deseo. 

Los aires para inspirar a este poeta mi musa

En que cada anochecer la vuelvo a ver.