Se acerca el día del trabajador
y van mis versos a destajo,
al obrero y al peón en su labor
no se trata de un golpe bajo.
De las labores del agricultor
evoco el queso y el cuajo,
que a mi campiña feraz
no es primera vez que viajo.
Me quedan solo recuerdos
hoy bajo un mar del carajo,
se borró la marca del chimó
de abuelos y sus escupitajos.
Vaya mi verso y aguda elegía
que escribo triste y cabizbajo,
no quiero con esto zaherir
ni eludir inevitables altibajos.
Con su canto se alejó el turpial
en compañía del arrendajo,
ya no canta por esos lares
ni siquiera Clodomiro el ñajo.
Pero le doy gracias a Dios
viajando en bongo y legajo,
el tesón y gran constancia
mudados están agua abajo.
De mi gentilicio potosino
sin músicos ni contrabajo
y en éxodo y trashumancia
con su rebaño halló un atajo.
Por los llanos de Barinas
como propios escarabajos,
reanudada hoy su siembra
pese a un régimen marrajo.
Que infame al ocio y pereza
quieren hacerle un agasajo,
de su proceso es costumbre
en su tos y enfermizo gargajo.
Un fraude es su prédica voraz
al pueblo su memoria ultrajo,
es la forma de conmemorar
al mal promocionado trabajo.