Al Duborg

Vivo soñando...

Cuando mi primera voz exhale

su último alarido.

Cuando mi viejo cerebro

yazga inerte y frío,

dejen que mis sueños

les ruego, sean el impávido polvo     

que al mar ha de llevarle el río.

No embriaguéis en un galón,

mis venas de formol…

déjenme pasear por las riberas,

danzar por sus laderas,

librando mis sueños al sol.

Intégrenme a la corriente

como sempiterno irreverente, 

que me arrastre y me convierta

en la más suspicaz serpiente

entre el lodo y el cristal.

Y en una bocanada de sal,

¡atarme a la luz…! 

nadando en el mar por siempre.