Edel Vicente González Pérez

Domingo de feliz a triste. Mepi 0 Con estrambote

 

¡Domingo!

Y

borbotea

la

grácil ternura

ardid de olvido en atrición.

 

Duele

esta soledad,

castigo impuesto

sobre hechos

de una torpeza

que fermenta la dulzura.

 

En el luminoso horizonte

motean nubes grises

que alteran el límpido vidrio,

traslúcido,

diáfano,

a triste;

cuando el alma reverbera

alegría:

glóbulos de espuma

blanca.

 

Dolor de domingo

es dolor,

tristeza

que miente,

obscena duda que nubla

su luz;

duda,

duda necia y tozuda

que oscurece el sol y restaura

domingos tristes.

 

Tristes

pierden su brillo

sin fe en el trillo.