Raiza N. Jiménez E.

La Sulamita de mi Sueño.-

El misterioso embrujo del oriente,

Tomó cuerpo en la silueta femenil,

Su dulce fragancia nada corriente,

Obligó a mis ojos y di mirada gentil.

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La tarde soleada y mi alma fogosa,

fueron sorprendidas por la belleza.

A mi paso vi aquella mora hermosa,

y en mi rostro se manifestó la tibieza.

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En mi camino estaba aquella linda Diosa,

Sonriente, ella me miraba y yo dudaba.

¿Será conmigo? Era una pregunta ociosa.

Al mirarla de nuevo su velo ya no estaba.

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Al verla de frente me cautivó su sonrisa,

su fragancias y esos negros ojos moros,

abrigados por el pelo que movía la brisa.

Percibía mi corazón de ángeles un coro.

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Ella fue la ilusión de un furtivo encuentro,

Al volver a ella, supe que era real el cuento.