JM.Enríquez

Mi mano acariciando tu cabello.

Mi mano acariciando tu cabello.



Mis dedos entre tú cabello, deslizándose suavemente, sintiendo cada pelo rozando la sensibilidad de mis sentidos entre tú sueño.
Acercando mi cuerpo para fundirnos entre las sábanas que tapan mi deseo.
Cogiéndome mi mano entre la tuya y posándose entre tus senos.
Con nuestros cuerpos pegados de lado sintiendo el palpitar de cada latido de nuestros corazones relajados y unidos a un ritmo de ensueño.
Cobijados por un manto de estrellas celosas que se pegan a nuestras ventanas para vernos.
Iluminando nuestro momento, nuestros sueños con su luz amarilla entre los huecos de la persiana y las cortinas corridas al vuelo, como nuestros sentidos volando en un inmenso firmamento.

Ese calor que desprende el deseo y la calma de nuestros cuerpos, sumidos en un profundo sueño.
Sueño que nos calma la mente y el cuerpo, acurrucados entre las mantas que cubren nuestros momentos de silencio. Con la respiración pausada al sentir que todo está bien, en calma, seguros de que nos tenemos.

Sueño, que nos eleva a mundos nuevos, inmensos espacios y lugares que descubrimos en nuestro universo. Cómo en una montaña rusa, donde soltamos nuestra adrenalina, nuestras frustraciones, nuestros miedos. En donde cada uno se funde sin separarse un centímetro del otro, agarrados para no perdernos, para encontrarnos al despertar con el alba, al volver al mundo de los cuerdos. En donde nos vemos dormidos, despertando de nuevo. Un día más, juntas nuestras almas, nuestros corazones y cuerpo. Buscando nuestros labios y volando entre las sábanas, nuestras manos por todo nuestro cuerpo. Cubriendo de caricias el despertar de un nuevo día, de un nuevo sueño.
Una sonrisa tuya, que hace esconderse a las estrellas y la luna, celosas de lo nuestro, dejando paso al sol, que quiere ver nuestras caras desperezan-dose, frotando los ojos y encontrarnos girando nuestros cuerpos para besarnos de nuevo y agradeciendo al cielo por estar ahí, juntos un día más, un día para seguir queriéndote, queriéndonos. Después de haber estado, cada uno con sus sueños. Volando, disfrutando, agarrados para no perdernos.

Y mi mano acariciando tu cabello, sintiendo cada pelo deslizándose entré mis dedos, alentando mis sentidos, comiéndote de deseo, despegando mi cuerpo abrazado y prendido por tu mano entre tus senos.

Un nuevo día, que nos sabrá a poco si no nos vemos, hasta esa noche en la cual, de nuevo volveremos a entrelazar nuestros cuerpos escondido entre las sábanas y tapados por un manto de estrellas adornando lo nuestro. Sin miedo, sin dudas, tranquilos volveremos de nuevo a volar libres acurrucados y amarrados como un barco en puerto seguro aún que tengamos un mal sueño y se separen nuestros cuerpos sudados por la tensión del momento. Dando media vuelta, respirando hondo y aireando nuestro espacio, buscándonos de nuevo.

Entre nuestros sueños, la distancia solo es un momento, una vuelta y de nuevo pegados sin desprender los cabos que nos amarran a los sentidos despiertos, buscando nuestras manos para no perdernos en la inmensidad de la mar, del infinito, del universo. Sin miedo a no volver a sentirnos a tenernos a amarnos a querernos. Aún que tan sólo sea un mal sueño, el despertar sobresaltado al no sentir tu cuerpo tu cabello entre mis dedos y mi mano entre la tuya posándose entré tus senos.

Mientras mi mano acaricia tu cabello.

 

R.C. JM.ENRIQUEZ