Poeta al atardecer.

CAMPOS LIMPIOS.

    CAMPOS LIMPIOS.

Cómo diamante en tus hojas el rocío,

pende en la pureza del alba dormida,

entre luz y parras bosteza entumida,

la invernal mañana de aliento frío.

 

El viento dice que soy como el roble,

tocando mi barba como líquenes añosa,

la montaña me siente y canta orgullosa,

ningún viento quiebra a éste mi noble.

 

Cristalino el río Ñuble serpentea  el valle,

alimentando al campo de esperanza,

sus aguas puras son mi enseñanza,

sin dinero vende membrillos por la calle.

 

Para que no falte la bendita provisión,

el fruto de la tierra al hombre digno

honra es a la vida el corazón benigno,

manos sembradoras de buena acción.

 

Es canto sagrado del campo su gente,

la benignidad que el hombre abriga,

sin verbos ni letras que pluma escriba,

el bien del alma es invisible fuente.

 

Desde aquí me aparto de los males,

guardando la pureza cristalina de mi río,

y cuidando de la vida éste gran desafío,

no unirme nunca a yugos desiguales.

 

Enseño mi mano siempre limpia y tendida,

por si encuentro hermano, o fiel amigo

pura no sería si la comparto al enemigo,

o si la otra mano llevara arma escondida.

 

Juntos van y vienen el amanecer y el alba,

de la mano viajan nubes, lluvias y vientos,

pero nunca irá unido a la dicha el lamento,

ni en mismo tren irán juntas, envidia y calma.

 

Poeta al atardecer

Abril de 2021.