Luis Rayo

Por lánguidos surcos de la tierra

 

En este mi rancho todo sigue igual,

parcelas medio muertas, muertas

parcelas por no dar, y el hambre

de triste miseria a todo lo que da.

Desde hace quinientos años para

muchos el tiempo se desplomó en

tierras de camposanto, y en las

tierras de sembradío, adornadas

con hartas flores de color amarillas  

 y hojas de llantos de cempasúchil.

y ahora berridos en el bicentenario

con olor a descomposición en la

desigualdad, con pompa y platillo y

 mariachis por doquier y la revolución

mexicana que luchó para cambiar

a estas tristes tierras del campo,

ahí, todo siguió igual,  salvo los

muertos que contentos ya están.

Por lánguidos surcos de la tierra sin

producir, y el campesino con su

azadón  lleno de ilusión,  se enterraba

en esa  tierra que de a tantito daba de

comer. Fantasmas que viven allá

en las sombras esperanzados por la

lluvia santa, ya que de la revolución

ni gota cayó de esas nubes que

alentaron una posible salvación,

alientos que surgieron vivos, y

luego muertos se postraron en el

olvido de la supuesta revolución.

 Cuidado, los que decían que no

pensaban por ser del campo,

ahora, sabed, que razonan

y empiezan a demandar.