Adelaine Soto Alvarez

NUNCA

Nunca existió una noche plena

ni una entrega fortuita

nunca bebiste de la copa de mis deseos

más sentidos y llenos

para poder pulir esta tristeza

que es lo único que me dejaste

junto a la mueca que no sale de mis ojos

Y esta lluvia pertinaz

que entorpece mis mejillas

 porque no deja de rodar y rodar

sin punto fijo.

 

Tampoco dejaste la ventisca

de tus besos

Ni nos jugamos una baraja

porque no era necesario

ni el cuatro de corazones, ni el seis de basto

 te creía rey

amuleto

el hombre que me alejaría

de las pirañas y los buitres

mi eterna musa

el pastor de mis extravíos

 

Pero los días fueron sacando la raíz

la arruga, el ancla

y comencé a parecerte un trapo

empeñado en apuntalar tu presencia

 

Nunca existió una noche plena

ni una entrega fortuita

Ni las góndolas pasearon los sueños

Ni Paris, Ni Roma, ni las Islas Griegas

fueron parte de nuestro tiempo

tan sólo el frío intenso

bajo tinieblas grises y turbulentas

mientras el olvido

nos abría los brazos.