Elizabeth Maldonado Manzanero

EL SUEÑO

Descansas…

y son mis ojos desérticos, 

sin tibieza, sin mañana,

sólo la aflicción me recorre

desde las palmas de las manos,

hasta el ombligo de mi ser.

Brama un dolor que deambula 

desnudando la piel,

me lleno y me vacio de nostalgias

de los gemidos orgasmicos,

aquellos que con tu voz 

hace un momento me acompasaban, 

la noche me mira apesadumbrada,

abres los ojos, me apresas,

mis labios se entibian y la niebla

poco a poco devela la aurora

la calle se vuelve entonces

un lienzo para pintar con besos

el color de la belleza, el amor,

la mágica locura y la esperanza.