Ah, tus besos rojos, querida:
beberé tu agua milagrosa,
y obtendré años de vida
de tu boca carnosa.
Ah, tus besos rojos, amor:
lentos caracoles jardineros,
deslizan de flor en flor
por húmedos senderos.
Ah, tus besos rojos, virgen:
son pájaros volando alto,
otorgan alas de mimbre
que se cosen en los brazos.
Ah, tus besos rojos, mujer:
arden como la yesca,
y escuecen la carne,
dejando una herida abierta.
—Felicio Flores.