Silvestr

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Ahora que te han quitado lo esencial del no dudar, ahora que ya no habrá vacaciones que den rienda suelta a la gloria del pecado. ¿Qué te queda, mexicano puritano? No, mas bien que te sobra. Las sombras escriben en el manto estelar y tú ya no te bañaras con agua tibia. Ya el Don vomita sangre y tú eres solo un pedazo de su estómago, que se pudre. ¡Oh padre de ningún ser, te mueres por tus hijos! Conocerte no resucitará a la doble serpiente, madre mía, tuya o la de aquellos, que alguna vez se alimentaron del ombligo satelital.