Jordan Sanchez

El idiota

El remitente, conocido, sin duda.
Supongo así, quizá y meramente por el absurdo,
el vacilar el ocio,
esto no es para mí, pienso pienso,
muerto con los ojos bien abiertos y la vida bien vida,
el muerto ficción es decir, la contracultura del vivo,
el inexistente de mí: monologo invasor.
No, pero sí, este idioma, estos alfabetos emocionales,
estos dolores hereditarios, esta incapacidad basilisca
del lenguaje de no decirme nada.
Así estas cifras de silencio, código morse de las almas,
del aire, de los vapores…
Pero no entiendo ni el espacio de las letras que mi invaden,
el sonido de las oraciones acribillando la vértebra,
la cadencia de un acento que no existe,
ese imaginario de posibles historias en el éter.
Toda la arqueología de pensamiento más punto y coma,
y me duele el cerebro, la basura, el pelo, la mugre, el lenguaje,
la carne, el hambre, mi madre, el sueño, la nada, el hombre,
la vida, el nolencio, los mundos…
Me hace falta filología…
y mujerología.