Leomaria Mendes

¡Vosotros no me conocéis!

Esta mañana desperté con cantares de los cuervos sobre mi ventana... Silenciosamente me asomé a mirar a través de una brecha ¡y ahí estaban ellos! Cantaban y bailaban en jubilo, por pensar en el festín que iban a saborear, a cuenta de la carroña de mis sufrimientos. En este momento salió de mi un suspiro de impotencia, acompañado por pesadumbres exhalada del alma. Estaban impacientes a la espera del galardonado a subir sobre mis lomos, y derrotarme para alimentar sus ansias carnales. Después de percatar sus malas intenciones, ha sido inevitable retener una irónica y retorica sonrisa, desprendida en un tono de confianza. Y cavilé en mi corazón. Luego de elucubrar, empoderada los arrojé un mensaje desde mi ventana. Les dije; - ¡Vosotros no me conocéis! - No saben de donde viene mi fortaleza. - No saben que mi Dios, me fortalece en mis debilidades. - No saben que las tempestades que se asoman, son mis amigas que viene a jugar, mientras cabalgo sobre los lomos de las nubes que... como veloces caballos dorados de pura sangre celestial, habitan en las atmósferas de los firmamentos. - No saben que, si alguno de vosotros subís a mi lomo, será por tan solo unos minutos. - Volaré a las alturas como un caballo salvaje oculto entre los bosques, hasta que les falte el aliento. Y cuando el aire no llegue a vuestros pulmones, descenderéis como el peso de una bolsa llena de monedas malditas, en el fondo de la mar. Y desde arriba, contemplaré la fidelidad de mi padre que está en los cielos, que me guardo de tus malas intenciones, bajo las alas celestiales.