Y ocurrirá que coincidiremos nuevamente en el momento preciso con la alineación de los planetas, luego que nuestras manos han soportado todo el peso de los kilómetros interpuestos y tus miedos se fugarán a la luna, y tus lágrimas no mojarán más los reverdecidos pastizales, y tu piel se erizará con mi pasión tangible recorriendo tu cuerpo, al tiempo que nuestros ojos se besarán y nuestras bocas fundidas encenderán la certeza que nuestro encuentro en este tiempo y espacio ha sido un designio de los cielos.