Tanto anhelo tu regreso,
que en mis sueños te aparezcas recurrente,
no es extraño. Te confieso…
que deseo recorrerte nuevamente
con el roce de mis dedos,
con mis labios que desean impacientes
regalarte besos nuevos.
Sin embargo, también pienso...
que estas ansias de tocarte… insistentes,
que habites en mis recuerdos...
son indicios que he de amarte eternamente.
Y otras veces... tengo miedo...
que la causa de que sigas en mi mente
nada más sea el deseo.