Luis Donaldo

Lluvia

¡Oh! Lluvia

Limpia con tus puras gotas

que pulcras descienden del cielo infinito,

a esta alma sucia

y borra, con tu divino aroma

el olor sucio de mi cuerpo inerte.

 

¡Oh! Lluvia

Le diste vida a la eternidad

dejando caer caudales de agua,

madre de la vida, limpiando a su hijo

de la banal inmundicia.

 

¡Oh! Lluvia

Déjame disfrutar esta melancolía

en tu presencia,

hoy no esconderé mi dolor

y tu debes ser mi testigo.

 

¡Oh! Lluvia

Siempre serás una inspiración eterna,

pues tu voz estará presente en las palabras

de quien te escuche.

 

¡Oh! Lluvia

Eres la triste alegría de un niño

que yace regando el amor sobre las grietas

de los corazones rotos,

deja en mi el fruto de tu alma

y hazme saber a través de tu mezcolanza el proposito

de tu llegada.