Armando Cano

Callada y temblorosa.

 

He de seguirte amando,

mi amada.

Cuando callada

y temblorosa

aparece una lagrima

en tus ojos.

Cuando oprimido

y reprimido

un sollozo quiebra

hoy tu voz.

Cuando el espacio

que te oprime

tratas de ampliar

con la escoba,

a cubeta

o el trapeador.

No fue eso lo que soñabas

y mucho menos,

mi amada,

lo que un día te prometí.

Pero te juro por el cielo

que yo,

yo no te mentí.

En la vida nada es cierto

y el futuro es incierto.

Pero has de estar bien segura

que te quiero

niña mía.

Que te amo sobretodo;

sea en el polvo, en el lodo,

con tu pelo despeinado

o los zapatos desgastados

y sudor entre los ojos;

mientras tengas grande el alma

y también el corazón.

 

 

© Armando Cano.