Llegó cantando el viento,
entre arboledas dormidas,
despertó recientes heridas,
que me guardó el tiempo.
Nervioso me vé la luna,
sabe de este camino,
triste huella del destino,
robó a mi corazón fortuna.
Es triste el anochecer
propio de la estación,
con su nombre hecho canción
en el mismo viento de ayer.
Sollosos tristes, invernales,
mi suspiro mustio entre hojas,
amarillas, ocres, y rojas,
desprendidas de cerezales.
La noche llegó muy fría,
en el titilar de una estrella,
aparecen los ojos de ella,
examinando el alma mía.
En mis penas me pierdo,
lágrimas marcan mis ojos,
no tengo rencores ni enojos,
lo de ayer ya es recuerdo.
Poeta al atardecer.
Marzo de 2021.