Frente al mar te convertiste en el mejor recuerdo,
con cada rayo del sol bañando cada uno de tus cabellos.
Frente al mar te convertiste en la luz de mis días,
y tu voz en el susurro del atardecer proveniente.
Descubrí un arte oculto estando tu mano sobre la mía,
y en cada beso de tus labios un sueño eterno.
Y viendo al cielo estrellado, sintiendo la sosegada brisa,
daría lo que tengo por detener el tiempo.
Y si tan solo pudiese encontrar la razón,
aquella indescriptible fuerza que me une a la luz de tus ojos;
tal vez entendería el sentido de todo esto:
de cada momento que me permitió llegar a tu lado.
Y si tan solo no necesite explicar este sentir,
dejando de lado todo lo que hace entender;
tal vez pudiese sonreír sin pensar que somos diferentes,
sin pensar que nuestra luz llegará a fenecer.