KENOPSIA.
Surgen huellas de invierno aquí en mi frente,
y nuestra casa luce tan vacía,
todo es igual y todo diferente,
y el mutismo es mi dulce compañía.
Loco, nefelibata, yo quisiera,
escapar del infierno de tu olvido,
¡si arrancar de mi mente yo pudiera
tu nombre tantas veces repetido!
Mi lecho huele a ti, a tu piel desnuda;
y tu, mi hermosa adoración lejana,
en esta angustia desolada y muda
tu regresar esperaré mañana.
Muriendo por tu amor en cada día,
me he preguntado en lágrimas bañado,
¿por qué no te grité que te quería
cuando aún no te habías alejado?
Lloraba, sí, lloraba ....me moría...
y era tanto y tan grande el desconsuelo,
que en esa horrible noche parecía
que al mirarte partir, lloraba el cielo.
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Y hoy que has vuelto, ninguno hemos hablado,
dejamos dialogar al pensamiento,
nos miramos con ojos del pasado;
y se fundió tu aliento con mi aliento.
Entre el olvido y tu querer anduve,
y hoy al vernos otra vez solo pensé:
¿si marchaba, por qué no la detuve?
tu pensarás: ¿por qué no me quedé ?
KIN MEJIA OSPINA.