Matias 01

Quien se agarrara de mi alma...

¡Quien se agarrara de mi alma

para detenerme!

¿Quien? en esta procesión de luces,

de soledad que lo llena todo,

de arena donde me pisan todos;

¡Quien me detuviera con un abrazo!

En silencio…

 

El tiempo con la muerte al hombro

no cesa de golpear…!!

Quien se hundiera en los surcos

de mi carne

con su fresca luz…!!

 

¡Quien me preguntara por su nombre

cada vez que la recuerdo!

Al vibrar la lluvia,

al trepar por la garganta del silencio

esa voz que resucita,

sin nada de esa sed

que bordaba mi carne un día;

Quien me preguntara algo,

para no quemarme en el frío

que se siente adentro…!!

 

Quien me diera agua de menta

o toronjil,

ahora que la pena es ubre corpórea

de mi tristeza,

sobre todo ahora que estoy oliendo a oxido

y sarro de auroras viejas.

 

¡Ah soledad, que cuajas una noticia

sin noticia!

Nos vamos quedando solos –poco a poco-

con lo que hemos guardado,

con lo que hemos atado en el aire;

Nos vamos quedando solos

con toda la ternura enredada en su dolor.

¡Ah soledad!

No podemos volver el rostro sin cerrar

los ojos.

La noche es una flor que se abre

ante mi cuerpo mudo.