María Elena

El Patio de los Callados

El patio de los callados

tiene tu voz apagada,

tiene oculta tu mirada

y tus caminos cerrados.

 

Se me ha llevado tu sombra

y tu risa matutina,

algún café en una esquina

y el poema que te nombra.

 

Me ha quitado tu sonrisa,

tu crítico pensamiento,

la sal de cada momento

y tu aroma envuelto en brisa.

 

Me ha devastado la historia,

me ha socavado el recuerdo,

triste ruta en que me pierdo

acosando a la memoria.

 

El patio de los callados

tiene una lágrima mía,

y otras más que, día a día,

fueron llantos desbordados.

 

Mis noches sufren tu ausencia,

me sofoca este vacío,

me hundo cansada en el frío

invocando tu presencia.

 

Tanto cielo compartido,

tantos vuelos concretados,

tus ojos, enamorados,

mis mieles han derretido.

 

¿Cuántos veranos serán

los que consuman mi vida?

¿Cuántos inviernos, perdida,

tu pasión reclamarán?

 

El patio de los callados

con su silencio infinito

me ha dejado, ¡ruin!, ¡maldito!,

recuerdos desordenados.

 

Se funde mi alma en un ruego,

se me nubla la mirada,

y mi mente, enajenada,

se resiste al desapego.

 

Ya no quiero regresar

al sitio donde no existes,

la transparencia que hoy vistes

no la puedo soportar.

 

Y a Orfeo he de reclamar

la paz en esta tristeza,

con su lira, y su nobleza,

que alivie mi malestar.

 

Caminaré lentamente,

te encontraré en algún cielo.

serás siempre mi consuelo

y mi amor, eternamente.