Jorge Horacio Richino

INÚTIL ATADURA

 

 

Se hizo silencio tu voz

y tu calor trocó en hielo,

cuando cegada y feroz

te marchaste de mi cielo;

y viví un instante atroz.

 

Siguió oscuridad de velo

frente a dicha circunstancia,

y me abracé al desconsuelo

al perderse tu fragancia;

que en ocasiones anhelo.

 

No se si fue intolerancia

o un capricho del destino,

mas voy a dejar constancia

que me comporté con tino;

sin exhibir arrogancia.

 

Fui en tu vida un peregrino

que pasó cual simple historia,

sin huellas en tu camino

y tampoco en tu memoria;

simplemente fui un espino.

 

Tal vez hoy cante victoria

porque rompiste el contrato,

ahora si estoy en la gloria

sin la cruz de tu maltrato;

 y el veneno de tu escoria.

 

 

 

 

Jorge Horacio Richino

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