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Sentirse apasionado, para luego...
mezclar amarga queja y vivo canto,
quemarse en un profundo desencanto
y dejar las cenizas en el fuego.
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Alegría, estupor, ver y estar ciego,
ser feliz sin saber, de tanto en tanto,
en otras quedar preso del espanto
que da no hallar un poco de sosiego.
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Ganas , valor, temor y escalofrío,
tenerlo todo y nada en un segundo,
notar luego un profundo desvarío.
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Y el corazón que espera hora tras hora
no quedarse por siempre moribundo
por culpa del silencio en vos, señora.
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Fotografía y poema : Ramón Bonachí
22-02-21