Elisa es

Yo/La propagaciĆ³n/No estamos solos

No sabes lo mucho que he reflexionado. Estos últimos días he sido yo andando, tropezándome con todo, tambaleándome, como en las películas caminan los cuerpos sin cabeza, ensimismada, asintiendo sí, asintiendo: no. Hablando y diciendo rollos sin sentido, importándome un carajo lo que digo.

A veces me quedo de pie en el medio de mi habitación, paralizada, mi mente como un inodoro viejo, comienza a desbordarse de toda la cloaca, se escucha un tiroteo, más abajo, en el lado izquierdo del pecho. 

Atrapada la roca debajo de la gruesa arena mojada, enterrada ya muerta por estar seca y agrietada. Sedienta la mano que pesa y golpea sobre la mesa, da órdenes y dice con el dedo índice tres o cuatro barbaridades. Suculento es el encuentro entre especies extintas, van por ahí en silencio con la mirada traslúcida,  atraviesan las parades y se mimetizan con el viento.

Todo se repite, el dolor nunca se acaba, volvemos a la muerte una y otra vez, porque la muerte es la vida; nuestros conceptos están errados, el lenguaje habla por nosotros, nos define y pretende hablar también por el universo, el universo se esconde porque prefiere el silencio, él cosmos también se encuentra aletargado, hay soledad en la soledad, oscuridad en la oscuridad, silencio en el silencio.

Ya no estamos solos en esto, ahora todos están solos.