Cuán difícil es hallar en nuestra existencia un amor verdadero,
en la vida se consiguen infinitas cosas, todas ellas pasajeras ,
las etapas transcurren acompasadas pero nada duradero,
así en nuestro rostro van quedando imborrables ojeras.
Muchos de nuestros actos carecen de auténtica lógica,
somos hojas de los árboles movidos por un vendaval ,
aparecen huellas indelebles en la edad cronológica
y transforman todo el quehacer en un grotesco carnaval.
Soy un espécimen de aquel tiempo desventurado,
he podido capturar en mi alma microscópicos objetos,
pero son gigantescos porque todo el terreno lo he arado
para conseguir esos codiciados y mágicos boletos.
El sabor de la vida está en nuestro mundo interior,
somos los responsables de la sazón y el condimento,
la experiencia acumulada cada día es más superior,
todo es un espejismo, es parte de la trama del momento.
Jaime Muñoz, 17 de septiembre de 2019