Simon Abadia

¿Eres libre?

¿Eres libre?

¡Libre!
Como lirio,
como el mirto.
¡Libre!
Cuál gacela
y no menos que la pantera.
¡Libre!
Como el agua del mar
o las nubes que vuelan,
como el río que empieza
o los chopos que tiemblan.
Soy libre,
en campos vallados
en vergel cercado
de un globo terráqueo.
Libre, libre, ¡más libre!
Lleno de leyes,
lejos del sol y la luna
y de estrellas caducas
y esperanza en mis venas.
Libre, libre, tan libre
como mi hermano,
el que está bajo látigos
o armamento pesado;
al que magullan las palabras,
o pisan con botas doradas;
al que le quitan aire
y le cierran la calle.
¡Libres!
Los que viven en casas
sin puertas que los guarden.
Libres,
como el trigo y centeno,
como el río en su cauce
o el mar en su cuenco.
Libres,
como la amapola y romero
como el buey, o la mula,
quizás, como el galgo de carrera.
Hoy, me apetece libertad,
imagino mi cerco.
Pero puedo gritar, sin pasarme:
Libre, libre, sí, libre,
como el lirio
o el mirlo negro.