Elizabeth Maldonado Manzanero

Sr. Amor

Con tus manos criminales de sol y tus dedos que asaltan
guíame a la luz de tu silencio, a la sombra de tu sonrisa
que lo dice todo y todo lo afecta, lo infecta de alegría.
¿Dime qué magias hacen aparecer lunas en tu boca?
¿Y qué versos inventa la madrugada?
En canciones que musitas vas repoblando mi alma,
con pavimento estelar del que se alimentan los sueños.
Mudo de religión, has labrar para mí otro cerebro
y llena de infancia mi piel y mi intelecto.
Mueran mis palabras en tu boca de niebla,
En tus ojos exactos de mis nostalgias, taciturnos cruzan
las fronteras de la piel, en que se apilan los placeres
para revestirlos nuevamente de gemidos, de palabras
reflectoras como espejos que devuelven promesas y ansias.
Me desquicio con el sabor de tus palabras
y me pregunto saber si acurrucadas en mí, son más mías
o por ti solo fueron pronunciadas, germinadas.
Cruel tiempo cuando se compara nuestras vidas.
Tú, viajero de otra edad, de otro mundo, yo que a veces estoy
sin estar en donde va el minuto, y me olvido de viajar,
cuando me doy cuenta estoy en una edad que no hace posible
la cita.
Demasiados años nos distancian
para unirnos en este estrecho corazón, corto en realidades,
y ancho en fantasías, construyo puentes con caricias.
¿En dónde está el tiempo que construyes para los dos?
¿Acaso en nuestros labios cuando besamos los te amos?
¿En tu alma que no sabe viajar sino, a intervalos?
robando un espacio a lo que no puede existir
y sin embargo...
Forzando al tiempo parta desnudarnos, sin saber del ocaso
jugamos a regresar la edad y apresurar la aurora
con las pupilas puestas en el reloj, nos habitamos.