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LA ESPERA

Descolgué mi ropa que paseaba por la azotea, desnuda,
 llamé con un silbido a la luna
 para anestesiar  sus cráteres
 que desde que la pisó el hombre 
sintió que más le dolían
 acomodé mis ideas revueltas
 en el rompecabezas de mis sueños
le dije adiós  a mi fantasma 
que disfrazado de mi otro yo
pretendía seducirme
susurrándome ideas ajenas,
con la humedad de mi alma
secándose con el soplo cicatrizante
que dan las palabras de aliento
remuevo las golondrinas de yeso
tambaleantes sobre mi cabeza.
Enciendo la vela de la esperanza
con la brasa de mis deseos
y me siento a esperar, no sé...
por lo que venga, espero y espero.-