Dernyere

Persiguiendo un sueño. Viernes 9 de mayo 2014. 00:10h.

...Y es entonces, al volver a casa dejando de lado el día,

recibiendo la noche, que te das cuenta de que lo que menos soportas,

no es el estrés del día, no son las preocupaciones mundanas,

es el ensordecedor silencio que invade la soledad del cubículo que te rodea.

Es esa sensación extraña de no poseer nada en el pecho,

ni luz, ni color, nada.

Es darte cuenta de que tus ojos no tienen vida alguna.

Que tantas decepciones que ignoraste, surgen de tu interior creando el caos más absoluto.

Es ese maldito silencio ensordecedor.

Tan decepcionada tengo el alma, que se rompe.

Se rompe en millones de partículas.

Queda polvo.

No me atrevo a pensar, no me detengo a dejar salir el dolor que tengo en el pecho.

Podría romperme en mil pedazos, caer en el mayor de los pozos y no saber salir.

Ya no tengo nada.

Ya no quiero nada.