CARLOS A. VILLABONA

GLOSA

 

“No me mueve mi Dios para quererte”

El amor verdadero es movimiento

Del amado al amante y viceversa

Con ardor con el ímpetu del fuego

 

“El cielo que me tienes prometido”

Enorme la razón y suficiente

Para entregar de lleno el corazón

A quien promesa tan audaz ofrece

 

“Ni me mueve el infierno tan temido”

¿Quién no teme temblando ante el castigo

De rencores de odios de traiciones

Si alguna vez amor fue lo ofrecido?

 

\"Para dejar por eso de ofenderte”

Una ofensa destroza al ofensor

Más que herir al mismísimo ofendido

Ofender sin mancharse es ilusión

“Muéveme tú Señor muéveme el verte”

Para obrar encontramos que hay razones

En cosas argumentos conveniencias

En juicios personas y corazones

 

“Clavado en esa cruz y escarnecido”

Todo un Dios que se ofrece en sacrificio

Conmueve las fibras endurecidas

De cualquier hombre pecador e impío

 

“Muéveme el ver tu cuerpo tan herido”

Laceraciones sangrientas que lastiman

A quien las sufre como a quien las ve

Y dejan sollozando el alma herida

 

“Muévenme tus afrentas y tu muerte”

Improperios y muerte a un Dios amante

Son causa de dolor hasta en los ángeles

Frente a tanta injusticia tan salvaje

 

 

“Muéveme en fin tu amor y en tal manera”

Una vez más es el amor sagrado

La única causa de mover las fibras

De un corazón de Dios enamorado

 

“Que aunque no hubiera cielo yo te amara”

Otro cielo imposible es de encontrar

Que el mismo corazón de Dios amándonos

No puede haber más dicha gloria y paz

 

“Y aunque no hubiera infierno te temiera”

A un Dios Amor no hay nada que temerle

Perderle sería el único temor

Y a vivir sin su amor eternamente

 

“No me tienes que dar porque te quiera”

Si es el amor lo que se entrega entonces

No queda nada que se pueda dar

Es la riqueza que el amor esconde

 

 

“Porque aunque lo que espero no esperara”

Tampoco lo esperado ha de cambiar

La pasión y el valor cuando se entrega

Es el alma el amor con libertad

 

“Lo mismo que te quiero te quisiera”

El amor no es amor si ha de variar

Por premios o castigos prometidos

Es propio del amor la eternidad