Elizabeth Maldonado Manzanero

Carne de madera y pregón de melodía.

Preñada de son, tu carne amaderada

tragas risa y llanto de mis manos que te esquilan,

renace para el oído que escucha

las verdades certeras.

Dueña  eres de mis fantasías y quimeras

fiel acompañante de la madrugada

bajo la luna llena, o a oscuras de una fogata.

Sabes susurrar lo que no digo,

narrar en tus cuerdas mis nostalgias 

preludiar en la aurora mi felicidad del mañana

en tu piel de ébano y cedro ahogo mis congojas.

Guitarra cobija el concierto de mi amor,

mi ilusión desvanecida por el dolor

comienza tu llanto de cuerdas,

rompe el compas de mi silencio,

llora como llora el viento

cuando me encuentra en las calles

vagando sin él y sin tu compañía

¿quién rasgará tu corazón cuando el mío se canse

 alma de ritmo, silencio y armonía?

¿Cómo se mete en el alma tu tiñar pregonero?

¡Como me derramo en la lira de tu camisa

entre tus  seis  almas que susurran y gritan!

Que  no saben sino de los extremos 

del  vivir humano y sus pensamientos

de las desdichas que acompaña un tequila,

de la alegría del beso que se eterniza

al tocar tu carne  todo se monopoliza

se hace universal y bello, déjame guitarra

plasmar con tu voz mi más grande anhelo.