Eran legiones de jinetes de vientos
hiriendo la tierra con flechas de hielo
y a la fruta madura de los duraznos,
partió con invisibles sables de agua.
Como grito de guerra la voz del trueno,
bajando desde las altas cordilleras
y las empinadas cimas solo de nieves
fueron violadas por lluvias y vientos.
Nieve y hielo se hicieron agua y barro,
arrasando con campos cabríos,
con pueblos de gentes confiadas,
en quienes mal predicen el tiempo.
Extenciones agrícolas perdidas,
casas fundadas en lechos de ríos,
sectores advertidos y prohibidos,
dónde no es oída la autoridad.
certero hirió la cosecha el temporal
de fruticolas, hortalizas y ganado,
el empresario que sobaba sus manos
llora, como siempre llora el obrero.
Extenciones de sandías perdidas,
lo mismo con tomates y melones,
tres metros de lodo y piedras,
cubren campos, casas y caminos.
Un hombre que me vió llegar,
explotador, abusador conocido,
se acercó a mí y desafiante dijo:
!Dios no lo hubiera permitido!
Poeta al atardecer.
Febrero de 2021.