Raiza N. Jiménez E.

Plegaria a Jesús.-

 

Mi alma tiene hondas heridas pero vive.

Ellos, mis latidos, son el llanto diligente

de una tristeza que se niega a dejarme.

Siempre  el corazón arrastra la pena.

Por eso, Padre, a ti solo puedo clamar.

Tú, nunca Padre, me has abandonado.

****

Pensar no se puede, si solo sientes.

La razón no tiene luces, solo dolor.

Ay, si este desatino fuera por hombre.

Pero, no, es por la tierra que se va.

Si alguien me ofreciera la eternidad;

diría, Padre, que es poco por el suelo.

****

Oh, Señor, tu eres testigo de mis rezos.

A ti, solo acudo para sanar a los  niños,

ancianos, moribundo y descarriados.

Hoy debo pedirte ayuda en esta lucha.

Mientras esté en este averno te llamaré.

A ti Señor, clamaré por santa bendición.

Consciente estoy padre que nunca fallas.

****

¡Conozco por tus hijos, tu misericordia,

sé que con tu verbo inspirarás concordia!