Nazareth Robles

Pobre niño

Pobre niño,

Ya no siente el mismo cariño.

Una alma solitaria

Que de nada escapa.

 

El niño solía temerle a los fantasmas,

Solía esconderse bajo la manta.

Entre la sombra y la oscuridad

A un paso de empezar a temblar,

Pensaba que ellos lo iban a atacar.

 

Ahora, enfrenta la noche sin miedos

Ahora, las sábanas ya no le sirven de consuelo.

Los demonios de la noche,

Pasaron al olvido

Pero conviven juntos y juegan dormidos.

 

Va caminado hacia el vacío,

Se le mira perdido

Se le mira vacío.

¿Que será de su futuro?

¿Qué riesgos tendrá que tomar?

Para así su vida

Poder sobrellevar.

 

Aquel niño no le teme a la soledad

Sino a aquello que se da a olvidar.

Teme que su alma se marchite,

Como la flor,

Que fue arrancada de su preciado pensil

Para ser regalada como acto de devoción

A ese amor que no tuvo compasión.

 

Ese niño prefiere ser un diente de leon,

para poder volar lejos

Lejos hacia el sol

No como un tulipán,

Que en manos de alguien más,

Atado está.

 

No quiere ser tomado

No busca ser podado

Su alma es libre ahora,

Va con el sonido del viento

Permanece en todo lugar

Y en todo tiempo.

 

Justo donde el mar y el cielo se cruzan

Y donde las estrellas se juntan,

Ahí estará él, en su lugar favorito.

En caso de que lo quieras conocer.

En caso de que quieras invitarlo al té.

Por favor, ¡se dulce con él!