angelillo201

Garrut, paisaje abandono y guerra.

 

 

 

 

 

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

Miguel Hernández víctima del fascismo.

 

El Ayuntamiento de Madrid borra los versos de Miguel Hernández del cementerio de la Almudena.

Llenemos las redes sociales con sus versos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Partía de mi casa al paraje de Garrut , uno de los símbolos del paisaje verde natural de Vall d´Uixó , no muy lejano a mi casa. El lugar desde hace tiempo con el boom del senderismo era frecuentando a diario por docenas de paseantes, tropezando estos con cazadores que se resistían a irse de allí. De vez en cuando se creaban conflictos entre ambos grupos, hasta ahora siempre resueltos favorablemente por la autoridades a los cazadores. El día de esta excursión, el día anterior a escribir estas páginas, lo hice con dos amigos nacidos en este pueblo pertenecientes a dos generaciones de distancia en la edad. Formábamos los tres un grupo de diversas edades marcadas por la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades , el caciquismo endémico, y una sociedad civil atrofiada eternamente que no permite la iniciativa personal cuando no coincide con la dirección de las líneas marcadas por las autoridades cacicales. Hablamos sin lamentarnos de nuestra situación, tanto los que empezaban su vida profesional después de terminar la carrera y no encontraban trabajo , los que nos habíamos quedado a mitad de carrera , con vida laboral suspendida, y no había forma de seguir adelante, y a los que les quedaban un último esfuerzo de poco más de una década para jubilarse , y llegarían a la jubilación con una paga de miseria por estar desde hacía una década en paro. Cada uno tenía interiorizado y asumido su funesto porvenir, porque generaciones y generaciones de vidas en este pueblo sus existencias no habían sido más que una rueda similar de las que explican los hinduistas: donde la miseria, pobreza, enfermedades, guerras, y muerte, formaban una rueda de la que volvían a surgir nuevas generaciones renovando la vida, y empezando un nuevo ciclo que la razón humana seguía sin querer romper.

Nuestros pies se hundían en el rojo rodeno entre colinas pobres donde crecían varios tipos de plantas labiadas como las jaras, los tomillos, los romeros, el espliego... arremolinados entre matorrales degradados y rastreros como algarrobos bordes, lentiscos, coscojas. Los bancales ofrecían un aspecto de ruina. De las grietas de los muros de piedra ennegrecida se escapaba la tierra fértil abonada y cuidada durante siglos. Algunos bancales estaban tan debilitados por la falta de reparación que caían al suelo arrastrando parte de la ladera que se quedaba erosionada. Los que aguantaban eran semejantes a las ruinas de un castillo. Llevaban décadas y décadas sin conocer el arado estando sembrados de esqueletos de arboles que un día dieron fortuna a sus esforzados trabajadores. Estaban poblados de algarrobos muertos, otros muchos heridos de muerte llenos de huecos donde se iban pudriendo al sol sus marchitas existencias . Sus grandes ramas mayores que el cuerpo de un hombre fornido se partían con cada temporal y caían junto sus socas parte de sus cuerpos mutilados y gangrenados. Los almendros en flor en febrero lo hacían entre compañeros muertos que se habían vuelto completamente negros, y al tocarlos saltaba un polvo lleno de esporas. Los olivos con ramas por todas partes, elevados hasta el infinito por la falta de podas que cuando daban olivas lo hacían enanas. Los barrancos donde pacían los ganados de Garrut hacía más de un siglo, estaban cubiertos de aliagas, zarza moras, captus, madre selvas. En ellos era imposible que alguna de las cientos de ratas que había pudiera cruzar de parte a parte un barranco tocando el suelo.

Todo el paseo estaba lleno de una miseria agrícola y decadencia que hubiera asombrado a nuestros ancestros. Sin embargo los cientos de paseantes, y miles que iban a este paraje a lo largo del año lo veían como algo hermoso y que se estaba recuperando de la huella del hombre, cuando lo que se había formado era un sotobosque degradado .Nunca sería un bosque mediterráneo como el que encontrarían los musulmanes cuando empezaron a transformarlo dándole una forma, una belleza, y una utilidad social y económica que llegaría idéntica a nosotros durante más de mil años, hasta hace prácticamente unos 70 años,. Tanto por el abandono ganadero y agrícola, como por el cambio climático hacían imposible que estas laderas, de las cuales el nuevo propietario era símbolos de los tiempos. No eran de un hidalgo decadente olvidadizo de sus tierras que vive en su viejo palacio en ruinas con su fiel lacayo, sino que era una empresa que cotiza en el IBEX, Ferrovial . Esta pensó hacer una incineradora junto al vertedero descontrolado de Garrut que contaminó por los siglos de los siglos los acuifieros, y por los que pedían 8 años de prisión al señor Aparici. Este fue absuelto de estos delitos en los juzgados de Castellón cuando era el responsable siendo el concejal de medio ambiente, porque su defensa demostró al juez que lo creyó de buena fe que firmaba sin saber lo que firmaba, siendo la principal víctima el señor Aparici de los que tiraban incluso vacas locas, o desperdicios hospitalarios al vertedero..., entre otras finuras. Finalmente Ferrovial no hizo la incineradora junto al pueblo de vall d´uixó, cosa que hubiera matado más gente que la que murió en los años 70 cuando mezclaron las aguas fecales y las aguas potables del pueblo. Primero hubo unos brotes de meningitis, y luego hepatitis. Murieron sobre todo niños de los colegios que debieron agua de los servicios y las fuentes. Los colegios cerraron una temporada cuando finalmente las autoridades que al principio no hicieron caso de los brotes de meningitis, se tomaron en serio las muertes y empezaron a tomar medidas.

A día de hoy el pueblo de Vall d´Uixó bebe agua embotellada y se recomienda no beber del grifo.

Poco a poco nos íbamos acercando a la fuente y a los corrales caminando sobre un basurero y el abandono agrícola.

Mi amigo, S, me comentaba tras su poco prometedora carrera como filólogo, no por él, sino por cualquiera que tenga esa licenciatura, o la de filosofía, humanidades... Ya que hoy tener una carrera de cultura ni se valora ni se paga . Difícilmente podría cumplir su sueño de tener un terreno y poder ser un agricultor que susurraría en diversos idiomas con los más grandes poemas escritos por la humanidad a las tomateras, cosa que seguro que estas hortalizas agradecerían más que cualquier político que calificarían a Homero de incitar al odio, o a Diógenes a la pereza.

Pero más difícil era según le expliqué como en mi caso ser un agricultor profesional, habiendo tocado el sector más de 10 años y no habiendo conocido más que miseria, y a políticos y funcionarios de cámaras agrarias que no son otra cosa que la replica del señor feudal, del típico conde que malogra las tierras, las hunde por incompetente como el señor feudal tras generaciones y generaciones de ineptos de cuna. Los políticos y funcionarios agrícolas no necesitan muchas generaciones para hacer desaparecer la hacienda, en una les basta para hacer de la propiedad una ruina como el país.

 

 

 

De repente , tras una bajada por una pobre colina donde apenas crecía nada asomaba Garrut. Allí el triste reguero de agua de la fuente bajaba por una acequia de unos 50 metros de largo y caía a una balsa rota repleta de juncos donde el agua se perdía. Los chopos alineados con la acequia de la que bebían estaban cubiertos por enredaderas se iban asfixiando lentamente y formaban una cortina verde y carcomida que ocultaban como un muro viviente unas eras de antaño perdidas.

Veis esas cuevas: les dije señalando unos miseros agujeros excavados en la pared de tierra de la montaña de poco más de dos metros de hondo. ¿ sabéis lo que son?

Me contestaron que no.

Son refugios anti aéreos de la guerra civil y sirvieron de casa. Yo he grabado a Ernesto, un hombre mayor que creo que aun vive, porque le vi no hace mucho. Aquí estuvo con sus hermanas cuando tenía seis años, en 1938, cuando bombardearon el pueblo los fascistas. Un vecino mío, Vicente, nació aquí, en una de estas cuevas. Mujeres y hombre de este pueblo que aún están con nosotros y pueden contarnos esta historia volvieron con el fascismo a vivir como en el neolítico. Hicieron agujeros como las bestias en las cuevas para enterrarse vivos y sobrevivir. Las mujeres parieron como los animales. Ya sé, somos animales, pero parir en una cueva cuando están bombardeando tu casa no lo llamaría parto natural. Estos hombre y mujeres sobrevivieron en las cuevas. Salieron de la cuevas con sus hijos y encontraron sus casas derruidas y con maridos, padres, amigos muertos.

Y siguieron viviendo. Y esos hijos volvieron a reproducirse y tuvieron a nuestros padres y luego a nosotros, y aquí estamos mirando este lugar y preguntándonos tantas cosas.

Ángel Blasco.