ENR

Ellos afortunados

¡Qué afortunados son!

Lo son al ver tu cara todos los malditos días,

mientras yo sufro por tu ausencia.

Lo son al escuchar tu risa,

y yo lo que más extraño es tu sonrisa.

A través de esos cristales guardianes del alma

gozan de la belleza en ti.

No hay ser más afortunado que el que disfruta de ti

y contigo, hasta en los días más grises.