Adelaine Soto Alvarez

EN LOS MANICOMIOS DE SIBERIA

 

Todos los días hundida

En una desolación mayor y rutinaria

A pesar de las oraciones y los mantras

Que dedico a mis creencias más profundas.

 

Hago ofrendas a la noche y a la muerte

Para que me concedan menor peso

Pero ninguna escuchó ni me escucha

Y es por eso que reniego como discípula

Y otras como maestra.

Sin poder olvidar

Mi convivencia anacrónica

En los manicomios de Siberia

 

En ellos conocí

La ineluctable incertidumbre

de la vida.

Cuando me aseguraron

Encontrar paz interior

Y solamente fui una nueva demente

 

Leña para la llama promocional

De aquellos que manipulan por decreto

Y hacen del hombre un trapo indefinido

Casi siempre sin rostro propio.

 

Una sordera aguda, se riega por mi casucha

Donde no existe legado oportuno

Ni siquiera un símbolo elocuente

Que dé señales de serenidad

O por lo menos de paciencia

 

Voces en regresión

Martillando incansables el silencio

Antiguos gritos

Sumisión

Infernal desastre

Cadáveres en la memoria

 

Salvas de Urgencia

Y otras lanzadas sin urgencia

Sobre el ego y la voluntad

Y sobre los cuerpos convertidos en símbolos

Remembranzas

A granel

Y otros augurios

 

Ni siquiera el roce de una estrella

Que provoque en mi epidermis el gran milagro

De volver a ser quien fui

O simplemente

A ser quien soy

Aunque sea de forma intermitente

Pero libre