@Muss

Meditando en el limbo (Décimas espinelas)

Un muro ha sido interpuesto
limitando los alcances,
desafiando los percances
del obstáculo funesto.
Con malévolo compuesto
¿en verdad canta victoria?
al privarnos de la gloria
siendo solo una pared
que nos provoca la sed
a un costado de la noria.

 

Ingenua luce la tapia
en su restrictivo afán,
cuando no nos dan el pan
se enfurece la prosapia.
En busca de la terapia
contra ese mal provocado
el adarve es derribado
y borrada su arrogancia,
se deroga la ganancia
del terreno cosechado.

 

Incorrecta alternativa
cuando al taparnos la boca
la listeza se provoca
con intensión combativa.
Resulta hasta compulsiva
la ambición libertadora,
así robándo a cada hora
al presentar resistencia
escudriñando en la ciencia
la salida salvadora.

 

El mártir equivocado
para perverso interés,
desconocido el estrés
por el bacilo arrojado.
Mira que haber atentado
contra el gusto predilecto
del elemento imperfecto,
dispuesto a quedarse preso
¡Pero NO sin dar un beso!
y su fascinante efecto.

 

Bobo infame mercenario
e ignorante el tal microbio
para lograr el oprobio
en su hazaña, temerario.
Sin repasar el temario
no se puede dar el lujo
de consumar el embrujo
con una nula respuesta
y degustar la ballesta
que en la batalla introdujo.

 

Que la muerte, suponiendo
provocaría temor
ocasionando terror
al solo mirar su atuendo.
La víctima ver sufriendo
de su latir desvalida
marginal desfallecida
privada de su tesoro
olvidándose el decoro
con que se ampara la vida.

 

Es verdad que la existencia
un baluarte presupone,
difícilmente se expone
y desecha una advertencia.
¿Qué importa más que la esencia?
El ansia de libertad
retando la tempestad
que avasalla los placeres,
nostalgia por los ayeres
que brindaban vastedad.

 

La virulencia inocente
que atenta contra la raza
no infiere que la coraza
puede ser muy resistente.
¿Qué motiva al contendiente?
Lo estimula una caricia,
y repele la injusticia
insertada con un paño
que pretende hacerle daño
prohibiéndole la delicia.

 

Sabiendo de la adicción
que nuestra especie padece,
la ventaja prevalece
sobre su pobre anfitrión.
¡No tarda la sumisión!
Mayúscula su sorpresa
cuando le entra en la cabeza
que la ternura anhelada
se expresa con la mirada
ablandando la tristeza.

 

Ya llegará la ocasión
de observar la cicatriz
como el recuerdo infeliz
de la injusta privación.
Una vez con el sazón
brindado por esta pena
terminará la condena
limitante y represiva
de cultura primitiva
que nos tiene en cuarentena.

 

La prolongada presencia
del afecto a la distancia
turnará a la irrelevancia
atendiendo su sentencia.
¡Vaya que habrá diferencia!
después del largo receso
el esperado regreso
del calor, la cercanía,
ignorar la tiranía
y poder dar ese beso.

 

@MucioNacud ©