Elizabeth Maldonado Manzanero

Estratagema

Con el rostro camuflageado de un buen ciudadano que transita

y los ojos cargados como rifles de asalto listos al acecho

con oscuros pensamientos agitando los adentros

se repliega en la neblina de un buen día y de pronto ahí está: 

un vestido de vuelo o ajustado, con zapatos bajos o de tacones elevado,

de trenzas peinado o pelo lacio u ondulado

con sombreros y chalinas, con perfumes de jabón o sin mascarilla

en realidad, no importa que se cubran con pieles y caminen con botas

que sus prendas sean sencillas o sus faldas de cuero sensuales

bajo cualquier condición seguro tiene pechos y vagina

para él que las espía, solo son una más en su estadística.

Las persiguen en los vagones, de esquina a esquina,

entre callejones o en plenas avenidas, sobre todo de noche

y no importa su medio de trasporte para la huida,

pues a nadie despierta si de casualidad aquella, logra un grito

ya sabe de sobra que nadie vendrá en su auxilio

se beneficia con la oscuridad para calmar sus temores,

y no imparta si ese cuerpo tirita de espanto y frío,

si la mano que le cubre la boca o la garganta le oprime

asfixian hasta matarla, o queda inconsciente y denuncia,

¿Quién lo hará responsable si lo buscan y atrapan?

Ya se sabe que el brazo de justicia se disuade fácilmente

 y oprime en la censura a aquella que anduvo sola

o por la noche se atrevió a  doblar aquella esquina.