Me dejaste en un estado lamentable
al marcharte de mi lado.
Y no trato de buscar algún culpable,
pues los dos hemos fallado.
Esta historia que pensamos para siempre,
sin remedio ha terminado.
No te niego que te sueño algunas veces,
pero, si he de confesarlo,
en mis sueños no te veo como antes...
pues tu esencia ha caducado.
Ya no siento tu presencia en los rincones.
Ahora sí que te he olvidado…
Inclusive... ya no duele ver tu imagen
en las fotos que quedaron
adornando fríamente las paredes
con las huellas del pasado.
Y tampoco… ya no habitas en mi mente...
para siempre te has marchado.
Si mi pluma por inercia aún te escribe...
aunque no tiene sentido...
lo permito… pues será la última frase
que se grabe en este libro
lleno de tus recuerdos y en el que vives...
y que hoy queda en olvido.