Alfredo Saez

-A Lucho Suárez, Gladiador-

 

 

 

Nació en el minúsculo pago meridional del Uruguay,

pequeño país del río de la Plata en formato corazón,

del urbano Salto, represa y  naranjal, del dulce chacay

donde el homónimo río, cauce paterno, aroma con cedrón.

 

Humilde niñez carente de cosas pero la Gracia en los pies

necesaria alianza del gurí con pelota ‘e trapo, maná y malabar,

esa dorada promesa, melga  de oro como el grano de la mies

constantes onomatopéyicos de gritos al gol, pasión por anotar.

 

Luis en el Registro.Lucho en la identidad pobre de sus iguales

que con tanta habilidad era confiable seguir brújula a Montevideo:

alegrías de coreutas del Nacional en las albas tribunas triunfales

más el  franco amor de la bella Sofía del inicial Cupido merodeo.

 

¡Angustia! la amada será migrante con los suyos a Barcelona,

y el pibe en planteo de dura elecciòn: ¿Fútbol aquí ó el Amor acullá?

valiente su decisión fletando valijas a la Holanda de la belladona

recordando del  Salto natal, los sabores  silvestres del m’burucuyá.

 

Goles y más goles en las rivales redes del recio  Philips Eindoven

ó al otro domingo mas chutazos goleadores al gran linaje del Ayax,

uruguayo tan sagaz de chilena y de cabeza , potentemente joven 

que el Liverpool isleño llevará al gran goleador sus tiros con antrax.

 

Mientras tanto Lucho, Pistolero, intercalaba infaltables sus goleos

en la selección mundialista de su patria-nación, graduada Celeste,

capítulos de historias inmortales en territorios alpinos… o arameos,

copas y hurras en  felices besos tri digitales a Sofía en el apreste,

bellos hijos catalanes, la orgullosa nacencia en el hispánico noreste.

 Gloria  del “sudaca”genial, generó doméstica estrategia mendaz,

intransigentes  abrieron  expulsas puertas de su propio  Barcelona,

y debió,  lloroso e inocente, salir  por la infecta puerta del más atrás

con célere nuevo Atlético hogar: la red adversaria tiembla, llorona.

 

Brazos abiertos,  “Aupa Aleti” del Manzanares, Campeón y madrileño,

desde que el salteño  abrió contagio a la ambición de la Copa supina

el enredado cuadro condal de la imagen “culé”, despilfarra su sueño

 y ve a quien fuera suyo por la Castellana cantando... ¡baladas de Sabina!