David Arthur

Gauss y las lámparas del infierno

 

En el otoño del año 1803, el jóven matemático, Carl  Friedrich Gauss, se encontó viajando por el coche de correos en Prusia , con destino a la ciudad de Koenigsberg, (hoy en día Kaliningrad).. Gauss quería mostrar el filósofo Emanuel Kant su tesis “Disquisitiones Arithmeticae”, pensando que por lo menos Kant entendería su obra, bastante pasado por alto. Kant, sin embargo, estaba perdiendo la batalla contra demencia y Gauss llegó demasiado tarde a obtener la interpretación de este filósofo.

 

El viaje a Koenigsberg de Gauss es realidad, el cuento es ficción.

 

 

 El viaje había comenzado muy temprano en el día

ahora el cielo ya  se teñia colores de la puesta del sol,

el cochero, los caballos y el único pasajero

necesitaron donde pasar la noche

Al legar a un pueblo el cielo había tomado el color de azabache,

nubes de tormenta habían usurpado el crepúsculo,

un rayo cayó, iluminando por un momento el aguacero,

volviendo la carretera en lodo

 

Al entrar la posada el calor y el humo le saludaron,

de otra manera que las miradas desconfiadas

de los fumadores de pipas de arcilla,

y el gato desapareció en la oscuridad de un recoveco

 

El sueño del jóven matemático fue muy inquieto

y se despertó angustiado al oírel repique

de una solitaria campana y el murmullo

de gente de prisa en dirección a la prqueña iglesía

 

Con curiosidad se vistió rápido a correr escaleras abajo

ya lo largo de la calle de guijarros, siguiendo

los aldeanos ya tomando asiento en los bancos

a escuchar la proclamación de pavor del reverente

 

“Tengan cuidado, el nigromancia esta de nuevo de ronda,

por allá en la cienága pantanosa donde las lámparas del infierno

iluminan la entrada al necrópolis de Hades,

a guiárles a las almas perdidos de los muertos”

 

Los gritos de miedo retumbaron por el campanario,

asombrado por la ignorancia común,

Gauss interumpió el pronóstico del sacerdote

para explicar el fenómino de las luces misteriosas,

siendo ellas reacciones químicas y nada a temer

 

Mientras el alba abría sus alas sobre el horizonte,

el jóven Gauss continuó su viaje con desánimo,

sabiendo que no había logrado convencer los aldeános,

todavía supersticiosos y apretando fuerte sus escapularios

 

De la red:

El intento inicial a explicar científicamente las causes de ´ignis fatuus`

(fuego fatuo) , hizo el físico italiano Alessandro Volta en 1776, cuando

descubrió métano.