Sierdi

MI DESIERTO HABLA

Mi desierto habla

Como tejedor sin hilo y sin dedal.

Me pregunta por tus labios con pesar.

 

Por tu cuerpo tan anhelado, mis brazos se desmadejan.

Mis ojos claman, como dos menesterosos sin techado.

Sueñan despiertos y sutilmente dicen…

Que quieren soñar despiertos.

 

Sin ti. El fandango de la noche del viernes, ahora es desolado.

Y el día se amaña, en toda su jornada, porque no, has estado.

 

¿Cuándo llegará el suave elixir de tu cuerpo?

Aunque mi mente, aún está vestida de tu aroma.

Fenece, sin tu alegre risa, la que me enamora.

 

Espira sin tu piel de seda.

La que me auxilia y antes de llegar se queda.

 

La que me alienta y arropa, en la fría madrugada.

La que devora sin tregua, y dices... no fue nada. 

 

Y aunque me penetre el frío. Lo prefieres descubierto.

Pero después, no sé cómo lo calientas como el huerto.

 

Esperaré hasta la última noche.

Para recibir tú visita.

 

Hasta que derrame el cielo. Su última gota de plena vida.

Se rompa el pacto del agua con la tierra. Y no nazca cría.

Y se fundan tristemente. Sean lodo.

Y desaparezca el todo.