Marcos Alejandro

Horas de tinieblas

Horas de tinieblas

Pensando cuanto te amaba
a esta hora una voz llamaba,
esa voz es el sueño,
el hermano de la muerte.

Recordando las trizas vanas
que el corazón no supo componer,
si se vuelve a amar es difícil saber.

Una historia de amor está acabada,
sin duda el triunfo es el de la nada,
un abismo desierto y frío
sin rostro ni voz, destino de la agonía.

¿Qué cabe esperar? Sin rumbo,
soñando al menos pero a tientas
se camina en el mundo,
quizás pronto despierte
el corazón de su muerte
y se alegre como antes,
que sus ilusiones sean fuertes
ya que aferrarse al amar de nuevo
es aire fresco sentido como renuevo
para un corazón en tinieblas ahora.