Anabell López Rodríguez

Te extraño.

Mi voz está callada, más no apagada.

estamos lejos, pero permaneces conmigo.

Mi silencio no quiere decir nada, es sólo silencio. 

No inventes fantasías o suposiones, estoy aquí!

Más tranquila y menos sonriente quizás, porque los últimos tiempos me han golpeado el alma.

Estoy un poco fatigada de tantas distancias obligadas, de tantas lejanías, de tanto wasap y tan poco calor humano, de tanta enfermedad y muerte.

Estoy un poco mareada con tantos cambios, el mundo entero está en movimiento y yo intento mantener el equilibrio para sobrevivir, para no caer, para ser apoyo, calor, risa, vida.

No hablo de ti, no porque te olvido, es que tu nombre me duele. Que no estés haciendo travesuras a nuestro alrededor duele mucho.

En algún punto de la vida nuestros caminos se bifurcaron, pero como todos los caminos llevan a Roma, yo te espero en nuestra Roma!,

En nuestro hogar, el de siempre, el de nuestra infancia. 

Aquí te espero con mis brazos listos para darte la bienvenida, cuando decidas volver.

No te preocupes por mis silencios, así es como me protejo de los amores que me faltan, con lágrimas a medianoche y risas a plena luz. Que nadie sepa, este será nuestro secreto.

Si hoy rompo este silencio es porque ya no lo soporto más, porque mi voz apagada quiere gritar que te quiero con mi vida y que no pasa un solo día en que no te piense.

Te extraño.