Éramos dos lobos 
devorando su comida preferida. 
Tan desesperados, 
que nos quedábamos sin aliento a medio camino.
Nos alimentábamos en verano 
para conservar los besos en invierno;
esos meses que no podíamos vernos. 
Pero siempre terminábamos con un \"hasta luego\",
con la promesa de vernos de nuevo.
Los meses eran cada vez menos llevaderos,
pesados y largos, anhelando tu recuerdo.
La última vez caminábamos pegados rozando nuestros cuerpos, 
tomándonos por sorpresa, 
por lugares desconocidos que solo existían en mi cabeza.