Mireia Polo Cardona

ENCUENTRAS, SIEMPRE, LA MANERA

 

Pregúntame el porqué de aquel acuerdo

que nos encerró, a ti tan dentro de mi

y a mi tan dentro de otros.

Pregúntamelo, ahora que nos reencontramos,

ahora que tocan a la puerta

otra vez, las inquietudes de esos días.

Nada se ha resuelto después de tantos años.

 

Y vienes, ahora que ya había aprendido

a cohabitar con la soledad de otras compañías,

vienes a encenderme el alma.

Encuentras, siempre, la manera

de persistir en las cosas,

en el color del cielo más íntimo.

 

Y vienes, ahora que había logrado callar

la parte tuya de mí misma,

había logrado ignorar ese trozo

de mi corazón que aún te ama.

Ese trozo, miedoso, que guarda, escondido,

las pasiones y los recuerdos.

Esa mitad en sombra de mi vida

que contra toda voluntad

sabe abrir el pomo de la inconsciencia

y ocupar, aún,

todos los lugares de mi memoria.

 

Aquel silencio vuelve ahora

a remover la calma en la que me había instalado.

La vida se agita, inquieta, ante tu presencia,

un recuerdo tuyo, aviva las cenizas de la hoguera.

 

Aquella hambre retenida,

aquellas ganas que marcamos como imposibles

para no hacernos daño el uno al otro.

Aquel amor que sigue viviendo en mis ojos,

aquel amor que ya no es amor,

que no sé lo que es, pero que duele.