Desde el cerro miro mis cosas,
mi casa, nido de tantos años,
al fondo los verdes castaños,
y mi jardín de lindas rosas.
Siento que mis viejas manos,
dibujan el pasado a mis ojos,
huellas de surcos y rastrojos,
trabajo y sudor por mis granos.
El tiempo conversa conmigo
del trabajo duro de mis obras,
no pagué a nadie con sobras,
ni negué mi mano al amigo.
Estoy mirando mi linda granja
con sus grandes ventanales,
románticos reflejan los cristales,
un atardecer de lila y naranja.
Mi gran jardín de rosas y espinas,
son todas sus flores hermosas,
dibujando vuelos van sobre rosas,
las dulces y tiernas golondrinas.
En el río de cristalinas aguas,
se ven los primeros viajeros,
hojas que el otoño robó primero,
de los sauces sus enaguas.
Galopa la fértil y verde pradera
sin su jinete un blanco corcel,
quiere llevar al viento como ayer,
una jinete de hermosa cabellera.
De oro pinta el sol tarde de alegría
da el viento otoñal concierto de hojas,
verdosas y amarillas, ocres y rojas,
para llenar mi vejez de dulce Poesía.
Poeta al atardecer.
Marzo de 2021.